¿Por qué no te peinas?

Fotogramas del anuncio de Garnier Fructis.

Terminado el concierto del grupo Gipsy Pour Jazz, durante las fiestas alternativas del barrio, en Solarpiés, me dirigía a la puerta de salida cuando, de pronto, me susurró una persona desconocida en el oído: «¿Por qué no te peinas?».

Dado que mi pelo es excesivamente rizado -y con bastante volumen cuando le apetece- entendí que al colega le pudiera dar algún susto, aunque tratándose de una persona «visitante» del Solarpiés, donde hemos debatido sobre temas como inmigración, orgullosos de la diversidad de nuestro barrio, me sorprendió el comentario.

Hay un problema: la mayoría de las afrodescendientes tendemos a hacernos un alisado permanente o a reprimir nuestro cabello poniéndonos un triste moño que nada tiene que ver con la rebeldía y la energía que transmite el cabello rizado.

Puede parecer una tontería pero el pelo es un pequeño ejemplo de hasta qué punto nosotras solemos asumir estereotipos con los que nos machacan continuamente, en la televisión –sólo hay que ver este spot, de una conocida marca, en el que el pelo rizado es propio de ovejas-, en la moda e incluso en la música. Las grandes cantantes afrodescendientes acaban alisándose el pelo, y algunos hasta aclarándose la piel.

Y al final acabamos asumiendo que el pelo liso y al estilo occidental es bello, atractivo e incluso civilizado, mientras que el pelo afro es un pelo agresivo y despeinado. ¿Quién nos iba a decir que alisarnos el pelo nos convierte en personas civilizadas y triunfadoras?

El otro día, viendo la película Malcom X, protagonizada por Denzel Washington, descubrí una escena que reflejaba bastante bien este hecho: en ella, Malcom estaba en una peluquería de negros, donde le echaban un producto que ardía y, tras esa pequeña “tortura”, se levantaba, miraba al espejo su nuevo pelo liso y decía, con una gran sonrisa: “¡Parezco un blanco!”.

He visitado más de una vez peluquerías africanas y lo único que se ofrecían a hacerme era, o trenzas o alisarme el cabello. En las peluquerías españolas, directamente, se dan por vencidos. No, señores, quiero seguir manteniendo mi pelo, porque nuestro pelo también es nuestro carácter.

Ayer, jugando con unas niñas pequeñas afrodescendientes en la plaza de Lavapiés, me preguntó una de ellas, realmente extrañada: «¿Por qué llevas el pelo suelto y no trenzas como nosotras?». Me di cuenta cómo, de generación tras generación, se van asumiendo esos estereotipos que anulan nuestras características naturales.

Entonces, le tuve que explicar que cada persona es diferente y, por lo tanto, tenemos que cuidar esas diferencias, no hacerlas desaparecer. Que nuestro pelo, sin trenzas o sin alisado permanente, también es bonito.

Aquí un vídeo documental de cuatro chicas, cuatro vidas, cuatro estilos, cuatro puntos de vista; pero todas tienen algo en común: Les encanta su pelo.